‘La Librería’, de Penelope Fitzgerald – y Las Librerías

Un buen libro es la preciosa savia del alma de un maestro, embalsamada y atesorada intencionadamente para una vida más allá de la vida y, como tal, no hay duda de que debe ser un artículo de primera necesidad

Sinceramente, Florence Green

Este librejo – toca libro, chavales, así que poneos las gafas (yo me las quito, que sólo necesito para lejos) – lo descubrí en primer lugar a través de un blog (el muy recomendable ‘El Descodificador’), que decía: “es una novela sobre el amor a los libros, pero también sobre la mezquindad humana”. Así que obviamente me lo apunté para cuando diese la casualidad, pasase por ahí, me acordase, y todas estas circunstancias que sufro a la hora de comprar libros. Y el caso es que me encontraba el otro día estando en la también muy recomendable librería La Buena Vida, buscando Historias de Roma de Enric González (no lo tenían, pero caerá. Es Enric) después de tomarme un café (libros + café = Fuckin’ Masterpiece), y lo encontré ahí puesto. Y como estos impulsos no los controlo (¿para qué controlarlo?), pues a pasar por caja.

Lo primero que tengo que decir es que aunque no me suelo fijar en la calidad de las ediciones, estos chicos de Impedimenta hacen que la lectura sea aún más placentera. Vamos, ya digo, soy muy fan de las ediciones de bolsillo (para que compre uno de tapa dura yo ya tiene que ser…), los libros de segunda mano de estos de Penguin que están medio destrozados, los compactos de Anagrama, etc. Pero vamos, que casos como Botchan de Natsume Soseki y este hacen el tema más agradable aún.

El argumento, grosso modo, va sobre una señora – Florence Green, la de la cita que encabeza esta entrada – que tiene la intención de abrir una librería en 1959 en el pequeño pueblo de Hardborough (traducido como ‘municipio duro’, o ‘burgo duro’), de la soleada y tropical costa de East Suffolk, England. Y como ponía más arriba, también va sobre la mala baba en general. Rezuma pesimismo ante un gran proyecto. O ante un pequeño gran proyecto, que refleja los recelos de la sociedad rural de la época en un condado chapado especialmente a la antigua. Hay un catálogo de normas sociales absurdas y anacrónicas, como esta, que me pareció bestial:

Se me ha indicado que bajo las estipulaciones de la Ley, los hechos sobrenaturales están clasificados al mismo nivel que las cortadoras de bacon y otra maquinaria a la que no deben estar expuestos los jóvenes ante la posibilidad de que puedan sufrir algún daño

Pero sobre todo, lo que hay es incomprensión general. Y hay un momento que a mi me parece definitorio. La ayudante de la librera llega a su casa (es en página 81, no estoy adelantando nada definitivo), y uno de sus hermanos hace preguntas. El diálogo es el siguiente:

¿Por qué llega Christine tan tarde?

Ha estado trabajando para esta señora,

¿Para qué?

Tiene una tienda llena de libros para que la gente pueda leer.

¿Para qué?

En fin, de alguna manera me he visto trasladado a la Inglaterra chav del siglo XXI… y a otro librejo que se parece a este como una mesa a un paraguas: Juliet, Naked, de Nick Hornby (venga, ya está este con Hornby de nuevo… parece que sólo – con tilde, cojones – lee a este tipo). El caso es que en Juliet, Naked la prota trabaja en un centro de arte de un pequeño pueblo costero inglés, en el noreste – Gooleness –, y está organizando una exposición sobre el verano de 1964, cuando hubo una ola de calor, tocaron los Rolling Stones en el pueblo, la plaza principal se remodeló… y al pedir imágenes y objetos a los vecinos, sólo llegaban cosas sobre un tiburón muerto que apareció en la playa. La Inglaterra rural is different, parece ser.

Decir además que es un libro de ‘ritmo tranquilo’ para mi. Me explico: yo leo rápido en general. Una amiga – que no lee este blog – me dijo una vez que no paladeo los libros. Hay veces que en relecturas sí que leo más lento, que ‘paladeo’ las palabras y tal. Pero en general voy bastante rápido. Y de verdad, este libro, de alguna manera, hace que se lea tranquilamente, en situaciones de tranquilidad.

Una de las cuestiones que me asaltaban leyendo esto tiene que ver, precisamente, sobre la crisis de las pequeñas librerías (¿qué no está en crisis en estos tiempos?): esas pequeñas librerías independientes, que intentan resistir al empuje de FNAC, Casa del Libro, El Corte Inglés, Waterstones, Barnes & Noble, Borders, etc. Tanto de primera como de segunda mano. Afortunadamente, no hemos llegado a ese punto de no tener otra cosa que un Waterstones y un WHSmith como en algunos lugares de Inglaterra para libros nuevos (Aunque es de justicia decir que toda ciudad tiene varias librerías de segunda mano apañadas).

Así que para ir acabando, pues momento de listados de librerías de primera y segunda mano en Madrid (aunque si quiere alguien poner para otros lugares, adelante). Decir que debería haber algo como Local Bookshops o una sección del periódico, para La Isla, o una como el blog BookStore.org (hay parte dedicada a Madrid), pero como no tenemos… habrá que ver de qué nos acordamos:

La Buena Vida: ya mencionado, pero de nuevo. En calle Vergara 10.

: Paseo de la Castellana 154. Han ‘heredado’ el espacio del Crisol, por lo que tienen un espacio bastante grande (y un catálogo bastante extenso).

Fuentetaja: un gran clásico, en calle San Bernardo 35.

Pasajes: librería internacional, en calle Génova 3.

Booksellers: librerías inglesas, en Fernández de la Hoz 40 y Plaza de Olavide 10.

J&J Books and Coffee: librería de segunda mano, con casi todo en inglés. También es cafetería, tienen eventos como la quiz night y la noche de intercambios de conversación. Está en la calle Espíritu Santo 47, esquina Pozas.

La Libre, librería café: La anteriormente conocida como Librería de Lavapiés, en calle Argumosa 39.

Traficantes de Sueños: librería, distribuidora y editorial asociativa, como bien se definen. En calle Embajadores 35.

Librería Antonio Machado: En los bajos del Círculo de Bellas Artes, en calle Marqués de Casa Riera, 2.

– Humanidades de la UAM: que merece la pena que entre aquí porque los que curran ahí son unos cracks, tratan genial, tienen bastantes cosas, hacen descuentos, etc.

Tipos Infames. Libros y vinos: en calle San Joaquín 3.

El Argonauta: para cosas relacionadas con la música, ¿qué mejor que El Argonauta? En Fernández de los Ríos 50.

Sin Tarima: en calle Príncipe 9, y el calle Gravina 12.

Librería café La Fugitiva: en calle Santa Isabel 7, justo al lado del Cine Doré.

Enclave de Libros: en calle Relatores 16.

– Librería de San Ginés: en Pasadizo de San Ginés, 2.

La cuesta de Moyano. En conjunto.

La Librería, tienda de la Editorial La Librería, dedicada a cosas sobre Madrid.

No, no conozco este sitio

Obviamente, no conozco todas las librerías de Madrid, ni cerca, y se me habrán olvidado varias que conozco: así que todo aporte de conocimiento es más que bienvenido. Y decir que Laie (Caixa Fòrum) y La Central (MNCARS) no las meto aposta.

Hace años yo tenía un librero. Cada vez que podía me escapaba del trabajo y me pasaba por su librería, en la madrileña calle San Bernardo, para hojear las novedades, escuchar sus recomendaciones y comprar un par de dosis de felicidad. Ese librero, que conocía su trabajo y jamás me vendió un libro malo, me obligó a comprar los primeros títulos editados en España de dos escritores entonces completamente desconocidos: Corman McCarthy y J.M. Coetzee. Sólo por eso le estaré siempre agradecido.

Pero un buen día la librería cerró. El progreso: un solar como ese en el centro de Madrid merecía mucho más que papel y polvo. Construirían apartamentos, y los libros se mudarían a otro local más moderno de la misma calle. Han pasado los años, han cambiado los libreros, y en mi vieja librería ya nadie me descubre a los nuevos McCarthy o Coetzee. Eso sí, me preguntan si quiero el capuchino con leche entera o desnatada: la que fue mi librería ahora es un bistró literario. Ya saben, un lugar de encuentro entre el arte y la cultura. Aunque yo preferiría que cuando les pregunto por el nuevo libro de Thomas Pynchon no tuviese que deletrearles el nombre…

Las pequeñas librerías mueren en nombre del progreso y de las grandes superficies multiculturales. ¿Multiculturales? Nada tan triste como hacer una consulta a los dependientes, que no libreros, de la FNAC, absolutamente inútiles si no cuentan con la ayuda del ordenador. “¿Pichón con p de París? A ver, a ver… Un momento que se ha bloqueado el ordenado. A ver… Debería haber algún libro en la cuarta balda del segundo pasillo”.

Los resultados de este imparable progreso no se hacen esperar. Cuenta Ruíz Mantilla en El País que “la crisis llena de libros devueltos los almacenes”. Las ventas han caído hasta en un 34%. Dicen que la culpa es de la piratería y de la ausencia de best sellers, pero yo creo que eso es buscar a los culpables en montañas muy lejanas. ¿Y si la responsabilidad fuese de las grandes editoriales, de su ausencia de criterio y del desprecio por las canteras de lectores, por las pequeñas librerías?

Tras la debacle del mercado del disco, las editoriales deberían haber tomado nota y haber puesto sus barbas a remojar. No lo han hecho. Ahora sólo les queda llorar sus miserias mientras se toman un capuchino con leche descremada y sacarina en algún bistró literario multicultural.

Javier Pérez de Albéniz, en El Descodificador.


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16 comentarios

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16 Respuestas a “‘La Librería’, de Penelope Fitzgerald – y Las Librerías

  1. Laura

    Por qué la Central y Laie no? snif snif huelo a nacionalismo madrileño o sencillamente no te va el rollo? Yo barriendo para casa diré que ambas, aunque tienen un punto muy modenno (sí, lo modenno es malo), tienen libros de arte chachis, y sobre todo, revistas de arte contemporáneo. Y La Central tiene un estupendo fondo de libros infantiles, estupendo, estupendo 🙂

    • No, no, nada de nacionalismo madrileño, sino que no las veo tanto como ‘librerías independientes’. Y sí, tienen libros muy buenos sobre arte, pero al estar donde están no los veo como ‘librerías’ al 100 % (en cambio, una Laie de Barcelona está de lujo – en calle Pau Claris 85).

    • Y bueno, varias de las que menciono son del palo model·no y tal, que no es tan malo per se…

      • Laura

        jajajajaja modenno o posmodenno o pos.. modenno? uff qué ganas tengo de que pasen 50 años y nos definan bien!

      • Jajajajaja!!!!! Bueno, con lo bien que se lo pasan filósofos, sociólogos y demás gente de mal vivir buscando definiciones, no les vamos a quitar la ilusión, ¿no? 😉

  2. Nu

    Ay me encanta esta entrada! que de librerías para ir! jajaja

    Yo añadiría la que está en Vicente Ferrer que esta especializada en relato breve y tienen libros con unas ilustraciones muy molonas.

  3. Andrea

    Lo siento mucho Jaime pero este señor al que linkeas es un gilipollas, tenía que decirlo.
    En parte por devolverle el agravio, pero también porque me parece obvio que tiene una visión bastante tópica, rancia y poco certera sobre el asunto. Si uno quiere pagar 8 euros por un libro, a poder ser nuevecico, que lo tengan en el momento y ademas que el librero le adjunte un ensayo de propio cuño sobre el autor lo lleva jodido. He de decir que yo tambien les encuentro cierto encanto a las librerias pequeñas (a algunas, también las hay de las que solo venden bestseller y libros escolares) pero es complicado competir a nivel de precios y catalogo con las grandes cadenas. La unica alternativa en este sentido es o bien tirar del rollo romántico/moderno/snob o como cada uno lo quiera llamar (con lo cual muchas acaban convirtiendose en lo que este señor denomina despectivamente «bistro literario» que a mi, por cierto, me gusta) o bien especializarse en un género o temática concreta. Esta segunda opción es viable solo en grandes ciudades como Madrid y creo que aun así debe ser dificil de sostener si no se inflan un poco los margenes de beneficio.
    Si se reduce el numero y las ventas de las pequeñas librerias es porque al final el comprador medio, aunque luego filosofe y se ponga digno, a la hora de la verdad suele tirar a lo comodo y barato. Podría seguir criticando el tufillo a «autoalabanza» (yo leí a Coetzee antes que nadie) y «todo tiempo pasado fue mejor» del articulo (el de Pérez de Albéniz, no el tuyo Jaime) o el empleo nada afinado de algunos términos como «multicultural» pero son las 12:30 y ya me he quedado bastante a gusto.

    • Bien, coño, bien. Por fin creo algo de polémica. Aunque ya te digo: no estoy al 100 % con el tipo, y el ejemplo de dependiente inútil es totalmente extremo. Que ni unos son dioses, ni los otros la última mierda que cagó Pilatos (Manolo Preciado dixit)
      Sobre competir en precios con las grandes cadenas, por lo que tengo entendido (corrígeme, por favor), los precios vienen marcados, ¿no? De todas maneras de haber diferencias… no debe haber mucha, ¿no? El problema es el catálogo en general, pero no tanto. Vamos, muchas librerías independientes tienen un catálogo envidiable (otras dan penica, también). Pero sí, muchas veces por comodidad / pereza la gente tira a las grandes superficies… vamos, soy más de librerías pequeñas, si puedo elegir. Llámalo rollo romántico-moderno-snob… pero sí.

  4. Andrea

    Ah y sí, se me han colado un par de faltas, so sorry, ahora mismo no doy más de si.

  5. Nu

    Yo creo que ya no hay tanta diferencia de precios, al menos en la librería del al lado de mi curro. Los libros valen igual que en la FNAC o en La Casa del Libro, y para compensar de alguna manera lo que pierden manteniendo los mismos precios en libros de bolsillo yo creo que tiran de ediciones más molonas y caras. En esta librería, además de los compactos anagrama tienen muchos libros ilustrados, comics y libros del estilo que son más caros y dónde la gente no se fija tanto en la diferencia de precio que puede haber entre la FNAC y una librería pequeña. A mayor precio, mayor diferencia que puedes meter sin que la gente le de importancia.

    Yo volveré a librerías pequeñas cuando se me caduque la tarjeta de la FNAC, que la obligación de tener que cogerme el metro cada vez que quiero comprar un libro, me ralla mucho. Y a mi el rollo romántico-moderno-snob de ir de librerías me mola cantidad! jaja

  6. Andrea

    No me refiero tanto a que los libros sean más caros sino a que debe ser dificil para los pequeños negocios sobrevivir con unos margenes de beneficio tan bajos, que en mi opinión son consecuencia de la proliferación de grandes cadenas con mucho volumen de ventas que por tanto si se los pueden permitir.

    • Ese problema ya no es sólo de librerías, sino de cualquier tipo de negocio respecto a las grandes cadenas… aunque claro, con precios fijos esas bajadas matadoras no pasan.

  7. Nu

    Claro, pero eso pasa en TODOS los comercios, y creo que las librerías están algo mejor ya que sus productos tienen precio mínimo marcado (corrígeme si me equivoco) y además tienen el IVA reducido, cosa que en la ropa por ejemplo no pasa (no digo que tenga que pasar). Obviamente, la FNAC tiene más diversificación y poder como para vender a un precio más similar al mínimo que una librería pequeña; pero a la vez, la pequeña librería puede o bien especializarse en algo o bien diversificarse hacia los libros de segunda mano, por ejemplo. Que a muchos romanticos-modernos-snobs nos molan los libros que huelen a viejo.

    En Nueva York estuve en una librería, “Strand Bookstore” creo que se llamaba y era enorme, pero iba de rollo librería pequeña, con libros de segunda mano y ediciones especiales, como diciendo “tenemos un local grande pero somos underground”. Y también estuve en Barnes & Noble, y si, es gigantesca, creo que demasiado grande, y gracias a dios nada comparable a lo que tenemos aquí.

    Y que conste que yo compro en la FNAC, porque aunque sea grandota (e icono de la muerte al pequeño comercio), es barata y los dependientes suelen saber. Cosa que en el corte inglés a mí no me ha pasado.

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