“Mix tapes mark the moment of consumer culture in which listeners attained control over what they heard, in what order and at what cost«.
Matias Viegener, incluido en Mix Tape: The Art of Cassette Culture
Parece que hay un fantasma que recorre el mundo moderno. Y no es precisamente el comunismo, sino el fantasma… de las cintas de cassette. Y más concretamente, de las muy míticas cintas de varios (mixtapes en inglés). Esta entrada la empecé a pensar hace ya mes y pico, pero entre higos y brevas (¡visite nuestro bar!) lo he dejado en suspenso, dejando el blog en medio barbecho, copiando-pegando artículos y posts, y con un par de entradas para la sección Top 5.
Chicos, chicas, las cassettes están de moda, muy de moda. Y hay lámparas también.
¿Y cómo es esto de las mixtapes, preguntarán los más jovenzuelos? Pues, queridos míos, antes de las listas de reproducción del Spotify, de los MP3, e incluso antes de los CDs de varios, vemos las cintas de varios, una gran pieza de cultura contemporánea (que sí, de verdad, que hay hasta artículo ad hoc en la Wikipedia, y hasta se hacen cosas con ellas, como iri5 y su Ghost in the Machine). En mi caso, aparte de haber hablado sobre el tema con gente, en diciembre, a partir de sacarme el carnet de conducir, he tenido la necesidad de encontrar cintas (o hacerlas) para usarlas en el coche (¡Oh, cosas del destino! Dani Cabezas, el del blog Entrada Gratuita de 20minutos.es se encuentra ahora mismo en la situación, y ha hecho un concurso de cintas, que no tengo más remedio que promocionar, porque es una idea cojonuda). Y de hecho, en agosto hice mi segunda cinta de varios en menos de un año. Aunque tengo que decir que el resultado fue decepcionante, porque a pesar de ser una magnífica selección, el sonido no acompañaba, y la cinta se quedaba muda más de la mitad del tiempo. Así que al final he optado por comprarme la cinta con cable para poder conectar el iPoZ, e ir feliz y contento con el coche por las calles de Madrid y las carreteras de Castilla. Además, he descubierto otra cinta (que no sabía donde se había metido) con grandes éxitos de ayer y hoy, con Extremoduro, Reincidentes, Platero y tú, The Doors, Bob Marley, The Beatles… Aún no había leído a los ortodoxos de la materia. Pero molan esos viajes al pasado que dan esas pequeñas cosas de plástico duro, esos ‘joder, cómo podía escuchar con tanta pasión a XXXXX (ponga aquí el nombre de un grupo que ahora no escuche ni jarto’ vinos).
Gran anuncio de Kiss FM
Para estos que aún no captan lo bonito que era hacer una cinta de varios, varios puntos:
– no había música por Internet. Disponías de la música que tuvieses. En CD… y en otras cintas. En muchos casos cintas que tenían algo debajo y que habías grabado algo por encima, y cintas con grabaciones de grabaciones. O con temazos de la radio. Sonido sin parangón. Y no tenías tantísima música. El problema que encontré haciendo un varios para mi hermano (hago de cuando en cuando para su coche)… es el exceso. El MP3 es excesivo. Según mi aTunes, en mi ordenador tengo (agregado al programa, claro), 4766 canciones. 12 días, 13 horas, 12 minutos y 53 segundos de música (si las cifras 12:13:12:53 que aparecen en la parte de abajo significan eso) a la hora de escribir esto, a 24 de octubre), y en el disco duro externo hay bastante más. ¿80-90 minutos teniendo 10 días? Uf, es difícil elegir, por puro exceso. Antes, había casos que por defecto. Y le daba un puntito… de dificultad al asunto.
– Se necesita tiempo. Al menos una tarde. Porque no sólo es grabar (que 90 minutos ocupaba por cojones), sino porque hay que elegir las canciones, ponerlas en un orden, y además…
– El Gran Reto: que la selección fuese lo más cercano a 45+45 minutos. ¿Qué se hacía si sobraba espacio? ¿O faltaba? Pues nada, o dejabas una canción a medias, o un minuto en blanco…
– Además, el momento arte. Y eso lo pongo en palabras de Hernán Casciari en Orsai: “escribo el nombre de las canciones con buena letra azul de imprenta”. Y Dani Cabezas, de nuevo: “como si todavía siguiese invirtiendo un largo rato en decorarlas con rotuladores de colores”. Había que escribir los grupos y los nombres de las canciones bien, con buena letra, que se entendiese.
Luego está lo común a los CDs de varios: pensar. Pensar en para qué quieres ese varios. Pensar en qué le puede gustar a la persona a la que le haces el varios. Joder, este tipo de cosas no se pueden hacer por las buenas. Y cito a Nick Hornby:
“To me, making a tape is like writing a letter — there’s a lot of erasing and rethinking and starting again. A good compilation tape, like breaking up, is hard to do. You’ve got to kick off with a corker, to hold the attention (I started with «Got to Get You Off My Mind», but then realized that she might not get any further than track one, side one if I delivered what she wanted straightaway, so I buried it in the middle of side two), and then you’ve got to up it a notch, or cool it a notch, and you can’t have white music and black music together, unless the white music sounds like black music, and you can’t have two tracks by the same artist side by side, unless you’ve done the whole thing in pairs and… oh, there are loads of rules” (Nick Hornby, High Fidelity)
Porque una cinta no es una mera suma de canciones. Es un espíritu. Es un poco lo que decía Georg Lúkacs sobre la conciencia del proletariado: “Esa conciencia [de clase] no es, pues, ni la suma, ni la media de lo que los individuos singulares que componen la clase piensan, sienten, etc.” (Historia y conciencia de clase). Frikada pedante aparte, creo que ilustra bien lo que quiero decir. En fútbol, los titulares de un equipo no son la conciencia del equipo. El equipo es algo por encima. Que parte de todos, y es parte de la suma de todos. Lo mismo: una mixtape, cuando está bien hecha, tiene un espíritu, y este espíritu combina el autor, para quién o qué está hecho, las canciones, etc. Y, además:
“The process of making a mix tape gave people a connection with music that the electronic version simply can’t replace. Because it is so easy to drag and click a mix into existence, the sense of satisfaction with making what many feel is a work of art gets diminished.” (Joel Keller, ‘PCs killed the mix-tape star’)
Ahora, se pone el iPoZ/MP3 en aleatorio… y el algoritmo famoso hace el trabajo. Ahora si quieres una canción la consigues, sin más. Ahora listas en Spotify si quieres hacer un varios a alguien. Ahora para que los colegas te pasen música basta con colgar canciones en el muro en Facebook (y yo el primero).
“Yes, making a mix tape required a level of commitment that just isn’t necessary in our precise-copy, drag and drop, click and burn world.” (Max Mobley, ‘Requiem for the Mixtape’).
Sonaban mal. Se atascaban. Se perdían. Se tardaba en hacerlas.
Pero de cuando en cuando se echan de menos.
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Justo hoy que escribo esto, la compañía Sony ha decidido dejar de fabricar el famoso walkman. Día triste. (El País, The Guardian)